Las empresas pueden emitir bonos corporativos como una vía para aumentar su capital de trabajo y así crear o expandir su negocio.
Al comprar un bono, el inversionista se convierte en un acreedor de la compañía, al ser un prestamista de esta. El inversionista, le presta el dinero bajo la promesa que le será devuelto en un tiempo establecido y recibirá durante ese periodo el pago de intereses.
Los bonistas, no tienen derecho a voto mientras la empresa pague los intereses y regrese el principal en los términos establecidos. En caso de incumplimiento, los tenedores de bonos pueden utilizar su posición como acreedores y tener voz en la dirección de la compañía. En caso de liquidación de los activos de la compañía, los que adquirieron bonos corporativos tienen prioridad de pago sobre los tenedores de acciones preferentes y acciones comunes.
Comprar bonos corporativos puede ser una estrategia financiera inteligente por varias razones:
El valor par de un bono es igual al monto que el inversionista le presta a la compañía. Valor par, valor facial o principal, son sinónimos y suele ser igual a 1.000 dólares. El principal será el monto que recibirá el inversionista al vencimiento, indistintamente del precio al cual lo adquirió en el mercado secundario.
En el mercado secundario diferentes factores pueden determinar el precio de un bono corporativo. No es inusual que un inversionista puede comprar un bono por debajo de su valor par, en ese caso se dice que lo está comprando con descuento.
Es también usual que el precio del bono corporativo pueda estar por encima de su valor par y aun así ser atractivo para su negociación. En ese caso, se dice que el bono se está comprando con prima. Pero recuerde, el inversionista sólo recibirá el valor par al vencimiento.